Ragnarok Online, el MMO que Se Robó Parte de Mi Adolescencia — Parte 2

Ragnarok Online, el MMO que Se Robó Parte de Mi Adolescencia — Parte 2

Esta es la segunda y última parte de mi historia en el mundo de Ragnarok Online. La vez anterior les conté sobre como conocí el juego y mis primeros pasos en el mundo de RO. Hoy, continuando desde donde quedamos, avanzaremos un poco más y analizaremos como paso de ser un juego a una adicción.

Con el pasar de los días conocí al jefe de jefes, el líder del guild. Su nombre era Toro, era un tipo con una personalidad bastante peculiar que, dependiendo del momento, podía pasar de un compañero amable y conversón a un líder estricto y temible. Toro siempre sabia que hacer sin importar la situación, razón por lo que era el líder, la figura de respeto. Lo que más recuerdo de Toro era su típico “¿Qué pasa?” cada vez que te dirigías a él, frase que en tiempos de guerra (las War of Emperium en RO) te dejaba claro que lo que ibas a decir tenía que ser importante.

No mucho después uno de mis mejores amigos se unió a jugar conmigo. Mi amigo, igual de emocionado que yo por entrar al guild me pidió que lo esperara en el nivel en el que en ese momento estaba para que así a la hora de entrar al guild pudiéramos ayudarnos entre nosotros en cualquiera que fuera la prueba de iniciación. No le tomo más de un día para alcanzarme, lo cual fue por que le ayude a subir en los primeros niveles.

Hablamos con Toro y nos asigno una prueba para saber si éramos aptos; debíamos conseguir una Marc card. En RO todos los monstruos tienen una pequeña probabilidad (0.10% en el server en cual que jugábamos) de soltar una carta característica de ese monstruo que puedes equiparle a una arma o pieza de armadura con slot. Lo interesante de las cartas es que cada carta tiene un efecto diferente dependiendo del mounstro que representa, siendo muchas de estas imprescindibles. El efecto de la Marc card era bastante útil porque al equipárselo a tu armadura ganabas inmunidad a congelarte, lo cual era una ventaja enorme a la hora de pasar a través de las magias de hielo que tiraban sin compasión los wizzards en las War of Emperium.

Mi suerte brillaba por su ausencia en esos tiempos, por lo que tardé un tiempo considerable en obtener la dichosa carta. Ese día se debe haber marcado una terrible fecha en el calendario de los Marc, cuando un monk y un assassin destruyeron sin piedad toda una civilización de caballitos de mar y hombres pez para obtener un pedazo de plástico… o por lo menos así me gusta verlo, le pone un poco de sentimiento al grindeo excesivo que sufrimos durante horas. Lastimosamente mi compañero no conto con la misma suerte que yo, por lo que tuvimos que optar por comprársela al crédito a un habitante de Morroc, el cual era más molesto que un dolor de huevos a la hora de cobrar.

Estaba en un punto en el que realmente me sentía bien jugando Ragnarok, aprendí más y más del juego, desde pelear contra los bosses del juego (MVP) hasta batallar frente a frente contra los otros jugadores (PVP). Lastimosamente el server murió por alguna razón, el servidor murió sin aviso alguno dejando a miles de jugadores huérfanos en busca de otro hogar. Por alguna razón se me ocurrió que lo mejor sería buscar otro servidor y comenzar de nuevo con otras personas, lo que me hizo llegar a Melee RO, el servidor donde las cosas se empezaron a poner feas.

Estaba al tanto de las historias de personas que se enviciaban con los video juegos, especialmente con los MMORPG, pero siempre me dije a mi mismo que eso no me pasaría y que lo podría dejar cuando quisiera. Al estar solo en el nuevo servidor me toco a mi crecer como jugador desde cero. Trate de hacerlo todo por mi mismo sin la ayuda de los demás, cosa que logre, pero le quitaba uno de los aspectos más interesantes al juego; el social.

En mi camino me tope con una guild mexicana, irónicamente el jefe del guild se llamaba Lion, parecían buena gente, incluso el guild leader estaba acompañado de su novia, hasta donde llegue a saber real, lo cual lo hacía como una gran familia ficticia. Pasar de la comunidad anterior a esta fue un bajón muy grande, lo que esperaba que fuera una guild activa y amistosa se convirtió en poco más que un drama club, donde el guild leader y su novia no hacían más que pelear y reventar su rabia con los miembros del clan, lo que eventualmente hizo que la guild fuera se fuera al diablo. Estaba solo de nuevo, pero seguía jugando y progresando en el juego, aunque descuidando aspectos de mi vida real.

Con el tiempo mis notas empezaron a bajar, al contrario de mi peso, el cual aumento. Mi vida social real seguía bastante saludable debido a que nunca he tenido problemas para relacionar con la gente ni para tener pareja. El tennis también lo seguía practicando dos veces por semana, por lo que, aunque subí de peso, al cosa no estaba tan mal. El problema es que había llegado una nueva “obligación” a mi vida, RO ya no era un juego, era un trabajo en el que me exigía a mi mismo mejorar como jugador. Si hubiera dedicado al menos la mitad del tiempo que le invertí a RO en una actividad física o leyendo un libro me hubiera ahorrado un par de problemas. No se asusten, no tengo problemas de salud ni renuncie a mi educación, por suerte logre soltar el vicio antes de que fuera demasiado tarde.

La mayor parte del tiempo jugaba solo, mis amigos se me unían esporádicamente emocionados por jugar juntos, pero siempre el interés terminaba siendo menor que el mío, haciéndolos dejar el juego por un tiempo. Eventualmente me di cuenta de que debía reordenar mi vida, llegue a la conclusion de que me había convertido en una persona mucho más violenta el día que mi mamá me llamo la atención por una mala nota que había sacado, a lo cual le conteste molesto con una altanería. No fue el regaño ni el castigo lo que me hizo darme cuenta de mi error (aunque mi madre no soporta ese tipo de cosas por lo que el regaño fue fuerte), fue el miedo a convertirme en una persona que respondiera así ante cualquier situación, además del remordimiento por haberle contestado así a la persona que mas me quería en este mundo.

Inmediatamente después deje RO, ni siquiera lo tuve que desinstalar. Un familiar mío que tenía el vicio del cigarro me dijo una vez que cuando uno quiere puede dejar cualquier vicio. Debido al cigarro un día que iba manejando sintió una fuerte presión en el pecho, lo cual, según el doctor, si seguía fumando le iba a pasar de nuevo, pero la siguiente seria la definitiva. No hubo parches, no hubo sustitutos, no hubo nada. Todos nos asombramos de lo fácil que le fue dejar el cigarro, tanto, que hasta el día de hoy no tolera ni el olor. Yo pienso que lo mío fue una versión a escala de esa experiencia, donde sabiendo los daños que jugar como lo hacía me podría causar lo hice de todas formas. Pero al sentir el daño, recapacite y acepte el problema para poder solucionarlo inmediatamente.

Un año después volví a jugar con un amigo en otro servidor, pero esta vez estaba consciente de todo lo que podía suceder si me volvía a descuidar. Por suerte me supe controlar y medí mis horas de juego, pero ya no tenía esa necesidad de jugar como antes, ya no me tomaba las cosas tan enserio. Irónicamente, sin agarrar las cosas tan enserio fue en Essence RO (el servidor que escogimos) donde mejor experiencia tuve, consiguiendo mejor equips incluso, y conocí gente chévere en el juego con la que aun tengo contacto. La diferencia era que ahora no jugaba para tener un trabajo virtual, jugaba para divertirme.

Lo importante es aceptar que hay un problema, sin hacer eso nunca tomaremos nuestro vicio como una amenaza hacia nosotros mismos. Aun tengo secuelas de mi carácter de esos días, muchas veces me molesto con facilidad y exploto sin razón, pero estoy poco a poco mejorando y manteniéndome más calmado. Tengo que admitir que escribir esto me ayudo a recordar todo lo que viví y a alejarme más de cualquier vicio. Gracias a esta experiencia me di cuenta de que la forma correcta de evitar cualquier tipo de vicio no es abstenerse, es el control.

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