La Incómoda Realidad de los Trailers de Videojuegos

La Incómoda Realidad de los Trailers de Video Juegos

Los trailers, los malditos trailers de videojuegos. Esas costosas piezas de publicidad rellenas de esperanza y hype que no hacen más que ilusionarte para luego explotar en toda tu cara diciéndote de forma burlona “¡Ja! Idiota, me creíste”. Bueno no siempre, pero sí la mayoría de las veces.

No puedo ser el único que se ha sentido desilusionado luego de haber visto el tráiler de un producto y probar, pues, el producto mismo. Todo es bonito y color de rosa en la publicidad, con mecánicas revolucionarias, modos y utilidades online totalmente interesantes, y un motor de juego super pulido que te hace cerrar la ventana para no ver la falta de filtros y la baja resolución que tiene la vida real. Pero a la hora de tener el control en la mano nada es como parece, haciéndonos desconfiar cada vez más de los trailers de videojuegos.

Esto tiene una razón, con las multimillonarias inversiones en juego las empresas no pueden tomarse a la ligera el riesgo de que juzgues su producto como se debe, por lo que el maquillaje es parte crucial en la edición de estos trailers, mostrándote solo lo bonito, o ni eso ya que muchas veces se opta por un tráiler cinemático en plan bestia que puede parecer excelente, y lo son, pero en mi opinión no le añaden valor alguno al juego. Con cada salto generacional que damos los costes de producir los videojuegos que consumimos aumentan desmesuradamente para satisfacer las exigencias de las masas.

La publicidad se ha vuelto parte importante de la inversión de un producto, siendo en varias ocasiones una tajada considerable del presupuesto final de un juego.  Mas banners, más espacios en TV, y más trailers sorprendentes, ergo más gastos y mayor soltadera de dineros.

Los primeros ejemplos que se me vienen a la mente de esto que estoy diciendo son el fantástico tráiler del primer Dead Island y el tráiler del E3 2010 de Star Wars: The Old Republic. Ambos nos dejaron a todos asombrados y con la quijada en el suelo, escenario totalmente contrario al del producto final, donde fueron juegos que no fueron aceptados como se esperaba, tanto en la crítica como en sus ventas.

Pero no solo con los trailers cinemáticos nos nublan la vista, muchas veces nos muestran gameplay, pero nos tratan de convencer de que lo que estamos viendo es innovador o la segunda, tercera y cuarta venida de Cristo. Esto pasa mucho con los modos online, donde para mostrar un nuevo modo o cualquier tipo de añadidura muestran escenas arregladas para que todo se vea asombroso y al consumidor le aplaudan las nalgas de la emoción.

Es tanta la desconfianza de los publishers en su producto que ya no vemos tantas demos como antes. Se dieron cuenta que si la gente tiene la oportunidad de probar algo antes de comprarlo, pueden determinar si el producto es bueno o malo, cosa que puede o no convenirles. Entre más cerca estemos de la idea que ellos quieren que tengamos del juego y mas alejados de la realidad mejor para los publishers, por que nos mantienen en un ambiente publicitario herméticamente cerrado en pro de sus intereses.

Dirás “hey, esto no pasa solamente en los videojuegos, pasa en el cine también.”, pero una entrada al cine cuesta 5 dólares, un juego $79.99, y aunque es igual un gasto, el sablazo duele más. No deja de ser algo que todos los mercados sufren, y tengo que admitir que seria utópico lo que planteo.

A nadie le conviene dar a conocer detalladamente su producto sin que antes suelten el papel moneda, pero esperemos que los trailers tengan un poco menos de maquillaje en la nueva next-gen, porque ahora mismo, los trailers son, como dicen en el interior del país, puro tilin tilín y nada de paleta.

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