Un Argumento en Defensa del Ouya

Un Argumento en Defensa del Ouya

La pequeña idea que explotó en un Kickstarter y luego pareció extinguirse cual fuego artificial en una noche oscura. Ouya vendió mucho más que la imagen de que cualquiera podía (en teoría, al menos) crear una consola y venderla sin necesitar a los tres grandes titanes de la industria: Microsoft, Nintendo y Sony.

El Ouya, aunque sea por breves instantes, vendió esperanza también, pero a un año y cuatro meses después de su exitosa campaña de fundación en masa, el proyecto que generó cerca de $8.6 millones con ayuda de más de 63 mil personas, ahora se encuentra en una situación que deja a muchas personas rascándose la cabeza cuando la oyen o leen.

Cómo se Vende

Por un lado, la consola es la más barata del mercado. Por sólo $99, una persona interesada puede conseguir la plataforma Android encapsulada en un aparato capaz de correr más de 500 títulos, de acuerdo al sitio web oficial, y que es en sí misma el kit de desarrollo con el cual un consumidor puede volverse creador de contenido con algo de tiempo y dedicación.

Directo de la cajeta, Ouya puede correr varias aplicaciones y juegos, incluyendo TwitchTV y emuladores de consolas clásicas como Super Nintendo y PlayStation 1. Su interfaz cuenta con una tienda exclusiva de Ouya y todos los juegos son gratis para probar hasta cierto punto, como un demo en el PlayStation Network o Xbox Live.

Si lo Construyes, Ellos no Vendrán

A simple vista la idea de una consola abierta con juegos gratis y buen soporte parecía el oasis en el desierto. La intención detrás de su ejecución es muy admirable, pero Ouya cae en tratar de competir en el mismo juego que sus contrincantes multimillonarios, usando las mismas reglas. Es un ornitorrinco tratando de pintarse de blanco para jugar con los otros patos en el lago.

Esa analogía la acabo de inventar. Aplaudan luego.

Primero está el hecho de que Ouya no tiene un presupuesto comparable a ninguna de sus contrapartes. Sony, Microsoft y Nintendo tienen un amarre psicológico y comercial en varios territorios, dejando poco para meter en la mentalidad de los consumidores que ven a Ouya como una novedad en el mejor de los casos y como “qué es eso?” en el peor. En ese sentido, Ouya puede considerarse como la cerveza artesanal de las consolas modernas,  la alternativa a las marcas grandes con sus comerciales de mujeres en vestido de baño. El problema no está en vender la imagen del Ouya, sino en encontrar su nicho y expandirse de allí hacia afuera.

Desde su aparición, la consola Android ha sido enfocada a juegos indie. Creo que siempre fue una expectativa realista de los creadores y consumidores, que no ibamos a ver juegos como BioShock Infinite o Call of Duty en el Ouya, pero sí podríamos ver la nueva aventura del estudio Vlambeer o el nuevo éxito de The Behemoth. Lastimosamente, aunque mencioné que existen más de 500 títulos para la consola, lo triste es que pocos juegos de ese montón son juegos que realmente vale la pena jugar. Esto no es un reflejo sobre la calidad de la consola, sino de la naturaleza misma de su enfoque: está vendida como una plataforma en la que un diseñador primerizo puede hacer su primer juego con poca inversión monetaria de por medio.

A mediados del año, los creadores de Ouya trataron de mitigar el problema de la calidad de juegos con el “Free the Games Fund” (Fondo Libera los Juegos”), una iniciativa en la que le retornarían dólar-por-dólar la inversión a cualquier proyecto de Kickstarter que lograra recaudar hasta $250,000 para crear un videojuego, siempre y cuando éste recaudara un mínimo de $50,000 y fuera exclusivo para Ouya por al menos 6 meses. En sus inicios, la iniciativa tuvo su tiempo en el sol con muchas personas diciendo que esto era exactamente lo que la compañía necesitaba hacer para incentivar a los desarrolladores indie a crear juegos nuevos y buenos, pero no pasó un mes antes de que astutos trataran de financiar sus propios proyectos usando dinero de sus bolsillos con la esperanza de recibir el doble de su inversión gracias a la buena voluntad de Ouya.

Si a esto le sumamos el hecho de que la consola en sí no tiene especificaciones que sean diferentes del celular Android más reciente (el poder de la consola es comparable al de un Samsung Galaxy S3, que ya tiene año y medio en el mercado), el mercado mismo en el que el Ouya se maneja tiene demasiada competencia interna. Ouya no sólo compite contra los tres grandes de la industria de videojuegos, sino contra todos los grandes de la industria de telefonía celular. Al contar con su propia tienda de juegos, Ouya trató de separarse de Google Play y evitar que sus usuarios pudieran jugar sus títulos en varios aparatos con una sóla compra, pero aún así los juegos iniciales de la consola corrían mejor en celulares y muchas veces era necesario para los desarrolladores hacer versiones exclusivas entre ambos dispositivos.

Pensar Fuera de la Cajita

A pesar de las aparentes mil y un adversidades a las que se enfrenta Ouya en su viaje al éxito en la tierra de la birria,  las cosas no están totalmente perdidas. Si bien es cierto, hay muchos juegos que han logrado éxito tanto dentro como fuera de la plataforma y el hecho de que son como pocas estrellas brillantes en un cielo negro y feo, hacen que brillen más incluso cuando las comparamos a juegos que brillan igual en otros lugares.

Ouya es una plataforma joven y debería actuar como tal poniendo nuevos enfoques en acción. Aquí van mis recomendaciones para convertir Ouya en un contrincante serio en la batalla:

1. Dejar la exclusividad de lado y presentar una oportunidad: en vez de emular el enfoque de su competencia, que paga millones de dólares para asegurar propiedades intelectuales y así limitar el alcance de un juego a otras audiencias, Ouya debería tratar de ver más allá y posicionarse como una escuela de aprendizaje, un lugar donde los jóvenes buscando incursionar en los videojuegos puedan ver como una comunidad de compañeros que puede ser el trampolín a la fama y a una carrera profesional. En vez de tener el slogan “exclusivo en Ouya”, deberían enfocarse en decir “lo viste primero en Ouya”.

2. Crear una comunidad de creadores, no de consumidores: piénsalo, si la forma de entrar al desarrollo profesional de video juegos está a sólo $99 de distancia, ¿por qué no crear un nicho de creadores en vez de un nicho de juegos con exclusividad temporal? Para atraer más consumidores se necesitan buenos juegos y para tener buenos juegos primero hay que comenzar cultivando un ambiente saludable en donde múltiples cabezas puedan ayudarse entre sí. Claro, no será un proceso instantáneo, pero con algo de perseverancia sería posible ver un clima muy distinto de desarrollo en el Ouya para este mes el próximo año.

3. Cambiar el modelo de ventas: Actualmente se necesita bajar un juego y forzosamente comenzar a “probarlo” hasta llegar a la parte del demo en donde ya no puedo pasar porque me piden que pague para continuar. Entiendo la lógica de “si comienzan a jugar y les gusta, pagarán para seguir jugando”, pero en el mundo de hoy donde sólo quiero comprar lo que quiero y salir de la tienda rápido, esto no es conveniente ni real. Si yo quiero comprar The Cave, yo no necesito probarlo para saber que lo quiero, simplemente necesito una forma rápida de darles mi dinero y luego encontrar tiempo para jugarlo.

Algunas de estas recomendaciones se toman con sal, porque a ciencia cierta yo no tengo una consola Ouya, pero la he jugado en varias ocasiones al punto en que estas incomodidades me saltan a la vista sin siquiera buscarlas. Son cosas que quizás no son tan aparentes, pero que realmente cambiarían el panorama de como la consola es vista, lo cual inmediatamente cambiaría como la consola es vendida.

Eventualmente haré una lista de los 10 juegos que debes tener si eres dueño de una consola Ouya, pero por lo pronto debo decir que a pesar de todas las cosas que tiene en su contra, la Ouya no es una mala plataforma, sino una rareza que todavía no ha encontrado su identidad y que, una vez que la logre agarrar, se va a robar la chica y el chico de mucha gente popular en la oficina.

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