En el 2007 la compañía llamada 2K Boston (que luego pasó a ser conocida como Irrational Games) nos trajo BioShock, un juego innovador con una historia y experiencia de juego fresca y nueva. Un juego tan exitoso que en cierta forma revoluciono la industria, y hoy a varios años de esto Ken Levine, la cabeza de Irrational, lo hace de nuevo con BioShock Infinite.
La trama de BioShock Infinite es el plato principal de este banquete de sentimientos y experiencias, el punto más importante. La historia comienza con Booker DeWitt, un soldado y ex Pinkerton que cometió muchos errores en su vida, terminó en el alcohol y en el juego, para pagar sus deudas debe ir a Columbia, una misteriosa ciudad en el cielo, y traer a una chica llamada Elizabeth, que resulta que tiene poderes para abrir dimensiones.
Columbia fue comisionada por el gobierno de los Estados Unidos, gobernada y fundada por Zachary Hale Comstock. El propósito de esta ciudad fue servir como un “Nuevo Edén”, encubriendo una ciudad excepcionalita, cosa que la llevo a tener discusiones con el gobierno estadounidense y posteriormente se desintegra la unión que EU tenía con Columbia. La ciudad muestra una gran cantidad de racismo, cosa que era muy común en los años 10s, el maltrato llevo a los grupos raciales que no eran anglosajones a formar un grupo de insurgentes bajo el nombre de Vox Populi, que buscan la muerte de Comstock y la igualdad.

En el apartado visual se nota a leguas un cambio radical en comparación con el tono oscuro y fúnebre de BioShock, ya que en ese juego jugabas en el fondo del mar y ahora estas en el cielo. Todo es hermoso en Columbia, los edificios los fondos, las escenas y en especial los enemigos. Se ve que prestaron atención al detalle, los colores, las texturas, todo se ve excelente.
La música del juego es muy buena te sumerge mucho en Columbia, como dato curioso muchas canciones de fondo que se pueden apreciar son covers de canciones de esa época. Las actuaciones de voz son magistrales en especial la de Elizabeth, ya que ella toma un papel primordial a la hora de contar la historia.
El gameplay es parecido en algunos aspectos a BioShock, ya que tenemos los conocidos plásmidos e EVE en forma de vigores y sales, que son básicamente los mismo. Se aprecia un cambio radical en la hora del combate, ya que en Rapture, ciudad donde ocurre BioShock, la mayoría de los enemigos son cuerpo a cuerpo, lo que aumenta el uso de plásmidos y la escasez de munición quitan la necesidad de utilizar armas de fuego. En Columbia los enemigos son mayormente policías y rebeldes ambos con armas que van desde pistolas hasta lanzadores de misiles. Fue difícil acostumbrarme ya que yo soy más del tipo Leroy Jenkins, golpeo y luego pregunto, aquí uno tiene que esconderse y planear mejor las acciones.

Algo que cabe mencionar es la adición del SkyLine, un sistema de rieles suspendidos que permiten viajar rápidamente por Columbia, y sí que es divertido. Hay ciertos lugares abiertos que contienen una cantidad exuberante de enemigos, normalmente en estas “arenas” hay rieles que van alrededor del área para facilitar el escape cuando estas rodeado de enemigos, y si los utilizas, es algo totalmente nuevo para un juego de disparos. Me decepciono un poco porque en los avances prometía movimiento libre por todo Columbia para poder regresar a áreas ya visitadas, pero hay que ser realistas eso consumiría una cantidad enorme de recursos. Quede un poco triste por la falta de jefes.
Hay muchas cosas que están mal en el combate, solamente puedes sostener dos armas a la vez, normalmente será la carabina y el franco o la escopeta, aunque hay momento en que te obligan a abandonar una para usar el RPG, que no es muy útil cuando hay combates de cerca y no tiene mucha munición. En el juego hay estaciones para mejorar armas, comprar munición y vida, pero no hay nada para comprar armas, si hubiera algo para comprar armas el sistema de solo poder cargar dos armas hubiera sido mejor. Otro problema es que hay vigores que son virtualmente inútiles, yo en lo personal me complete el juego usando return to the sender y murder of crows.
La dificultad del juego es buena si lo juegas en difícil, porque lo considero muy fácil en dificultad fácil y mediana. Al completar el juego (o usando el código Konami en la pantalla de inicio) se desbloquea el modo 1999 que es el más difícil; menos vida y escudo, y los enemigos son como un maldito pedazo de metal que absorben balas, pero no me malinterpreten se disfruta más cuando haces avances en este modo.

Elizabeth es la compañera de Booker, una muchacha de buen corazón que estuvo atrapada en una torre casi toda su vida hasta que Booker la libera. Elizabeth es un punto clave en BioShock Infinite, adoro lo real que es, tiene una inteligencia artificial bastante buena, ya que a veces se le ve sentándose en sillas, recostándose a las paredes, explorando… A medida que el jugador conoce a Elizabeth este le va cogiendo cariño, por las cualidades que tiene, y era de esperarse por el empeño y tiempo que Ken Levine se tomó en diseñarla.
Al momento de combate Elizabeth se vuelve un verdadero personaje de ayuda abriendo portales que traen aliados, recursos y paredes de otras dimensiones, mientras que se mantiene fuera del peligro, los enemigos nunca la atacan directamente y es invulnerable al daño. Esto es primordial, ya que normalmente el personaje de apoyo termina siendo una carga que hay que proteger de los enemigos, eventualmente tomándole odio, quisiera más de esto en futuros juegos.
Mi conclusión seria: BioShock Infinite es un juego que vale más por la narrativa, los personajes secundarios y los hermosos ambientes que por el propio gameplay, habían momentos en los cuales me sentía un poco forzado a pasar una área de disparos solo para ver con que me golpeaba la historia. Los elementos de shooter no son malos, pero pudieron haber sido mejores. El final del juego es algo fuera de seria te deja en shock cuando tú mismo no creías que podría pasar nada interesante, te da un sentimiento de satisfacción y un poco de provocación.

En el juego no hay muchas decisiones de verdad, la mayoría solo afectan algunos puntos cosméticos y no tiene varios finales como lo tenía BioShock. Es casi necesario jugar el juego una segunda vez para entender aún más cosas que no quedan claras en primer momento, pero luego de ver el final todo cobra sentido, y porque no recoger algunos logros que habías olvidado.
BioShock Infinite no es para todo el mundo, si eres de los que aprietan botones para saltarse la historia este juego no es para ti. Pueden esperar una reseña de su DLC Burial at Sea muy pronto.
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